Viajar nos cambia

Siempre he tenido una filosofía en la vida bastante clara, para mí la felicidad siempre ha sido estar rodeada de personas a las que quiero, leer buenos libros y sobre todo viajar. 

Viajar no solo consiste en subirte a un avión,coche o tren, con tu cámara fotográfica, visitar los museos más importantes, tomar cientos de fotografías y volver con regalos para la familia.

Viajar es una forma de vida que te llena de felicidad, satisfacción y como todo el mundo sabrá, te abre muchísimo la mente, pierdes esa noción del tiempo, no sabes que día de la semana es y hasta las cosas más horribles que te hubiesen desagradado en tu propio país, te encantan, siempre sonríes.

Además encontramos esos pequeños detalles en los viajes como esa conversación con el hombre del quiosco que te vende tan alegremente el mapa, o esa chica en el restaurante que te sonríe y te desea una buena estancia y una calurosa bienvenida en ese país, o ese chico que te aloja en su casa ya que ha empezado a llover y estás en medio de un país desconocido sin lugar a donde ir. 

Viajar puede ser todo eso y más, un periodo de tiempo el cual se hace extremadamente corto en el cual nos olvidamos de los problemas y nos adentramos en el fascinante mundo de las aventuras, cada piedra que encontramos en el camino, cuenta y tened claro que cuando volváis a vuestras casas no seréis  las mismas personas, y eso, agrada.